Que el tomate es un fruto con numerosas variedades es algo conocido por todos. Sin embargo, son menos las personas que saben de la existencia de los tomates del terreno, de sabor intenso, carnosos, con piel rosada y muy poco ácidos.
Los tomates del terreno son muy populares en Andalucía y otras zonas de la cuenca mediterránea. Para poder crecer necesitan de muchas horas de intenso sol, con temperaturas que pueden llegar a alcanzar los 35ºC. La humedad también es importante y debe estar en torno al 75%. La luz, el terreno y el agua hacen el resto.
El abono ideal para los tomates del terreno consiste en estiércol de cabra mezclado y fermentado con tierra. Esta mezcla se extiende alrededor del surco, por donde se distribuirá el agua de pozo que se utiliza para el regadío.
El fruto del tomate tarda en madurar entre 60 y 90 días, por lo que la fecha de recogida ideal es al finalizar el verano, aunque puede alargarse incluso hasta el mes de octubre. Ésta es una planta estacional, lo que significa que las matas no soportarán el frío del invierno, por lo que se arrancan para dejar reposar al campo. Es en mayo o junio cuando las semillas, previamente secadas y preparadas, vuelven a plantarse.
El resultado final es un tomate muy apreciado, que puede usarse para preparar ensaladas, salsas o gazpachos, siendo así una joya gastronómica que no dejará indiferente a nadie.