Al llegar la primavera, muchas terrazas y bares de Andalucía comienzan a servir una de las tapas más deseadas por los clientes: los caracoles. Aunque existen numerosas recetas, la de hierbabuena es una de las más comunes, pues da un toque muy fresco y además es muy fácil de preparar. Otra forma de preparar los caracoles que puede interesarte es la receta de caracoles en salsa de almendras.

Ingredientes:
– 1 kilo de caracoles
– 1 tomate rojo
– Abundante agua
– 2 pastillas de caldo de pollo
– Media cabeza de ajos
– Cayena
– Colorante
– Sal
– Hierbabuena
Aprende a preparar la receta de caracoles con hierbabuena, ideal por el toque fresco de la hierbabuena y por ser muy fácil de guisar.
Paso a paso para guisar unos caracoles con hierbabuena:
Lo primero será lavar muy bien los caracoles. Existen diferentes fórmulas, pero lo mejor es enjuagarlos muchas veces en un recipiente hondo, con agua y sal, hasta que dejen de soltar impurezas. Para conocer en detalle cómo hacerlo, puedes consultar en internet algunas de las distintas técnicas, paso a paso.
Cuando los caracoles están limpios se meten en una olla y se cubren con agua. Se pone a fuego muy lento. De esta forma, debido al calor, asomarán la cabeza y no se quedarán dentro de la cáscara. Cuando rompan a hervir, se dejan durante unos 10 minutos. Después, se escurren y se reservan.
Por otro lado, necesitarás otra olla honda en la que verter el agua que servirá para hacer la salsa.
Un litro o litro y medio será suficiente, aunque si se te queda seco siempre podrás corregirlo al final. Añade el tomate cortado en trozos grandes, los dientes de ajo (sin pelar y sin picar), el colorante, la cayena (una es suficiente para darle el gusto picante), las pastillas de caldo y la sal.
Cuando hierva, incorpora los caracoles que habías reservado. A continuación, y con la olla aún en el fuego, pica un buen manojo de hierbabuena sobre el guiso. Menea todo para que se mezclen bien los sabores y deja un rato más hasta que vuelvan a hervir. Si los caracoles sueltan algo de espuma, quítala con una cuchara o con la espumadera.
Por último, corrige de sal y… ¡a disfrutar!